El dibujo como máquina conceptual

02.08.2009 22:14

     “Un dibujo es una línea con memoria de su trazado. Un gesto congelado, definitivamente diseñado para permanecer y establecerse como una superación del tiempo en que se crea. En tan sencilla definición se debaten un enorme número de fuerzas, las implicadas por los términos que no se cierran en lo dicho. En tan sencilla definición caben otras, y aquí nos interesa desarrollar las que circulan en la siguiente dirección: un dibujo es una máquina para crear significados, una máquina imperfecta que depende de la relación reflexiva entre un cuerpo con el que se relaciona la acción gestual y con un soporte sobre el que se inscribe. Pero también, como actividad de interrelación, genera una serie de destrezas concretas, no exclusivamente físicas ni fisiológicas, sino en donde se implica la totalidad del conocimiento. Tan sólo atisbaremos, en un trabajo que el tiempo irá ampliando, este pequeño espacio.

     El dibujo proviene, tomando a Matisse como guía, de un gesto, una peculiar estrategia de movilidad corporal, que deja huellas a su paso por un soporte, creando una extraña posición ontológica en la acción así concebida. La máquina-cuerpo rasga un soporte, dejando indicación de su paso y la posibilidad de reconstrucción de su movimiento y vitalidad mediante la inserción violenta de una marca sobre o contra un soporte. Rasguño es la marca que se deja en una superficie, sea la piel o un papel, con las uñas, además de uno de los mil nombres del dibujo. Rasguños son las letras y las líneas, aunque cualquier componente gráfico posee esa calidad de marca corporal. El verbo griego grápho también designa al arañazo, la inscripción, la escritura y el dibujo, dirección que se aclara si nos referimos a la raíz indoeuropea gerbb-, rascar, arañar, dejar rastros”.

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     El dibujo, entonces, es un dispositivo proyectual humano, que articula relaciones con su medio, mediante la flexibilización de un conocimiento residual y cambiante, frente a otros, o en el espacio imposible de ocupar por otros, como la ciencia, la religión y el lenguaje”.

 

 

fragmento del libro Máquinas y herramientas de dibujo de Gómez Molina.

pag. 525, Cap. VII “El dibujo como máquina conceptual” (escrito por Miguel Copón)

 

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